Son reveladas las prácticas controvertidas de Perplexity, una empresa en ascenso que busca competir con Google Search no como un motor de búsqueda, sino como un “motor de respuestas”. En este artículo, exploraremos cómo Perplexity ha desafiado las normas éticas al actuar como un intermediario rentista en fuentes de alta calidad.
En cada ciclo de hype, emergen patrones de engaño. En la era de las criptomonedas, vimos “ponzinomics” y “rug pulls”. En el ámbito de los autos autónomos, siempre se dice que están “a solo cinco años más”. Ahora, en la inteligencia artificial, la pregunta es cuánta ética se puede comprometer. Perplexity ha optado por un enfoque que, si bien promete “veracidad y precisión”, plantea serias dudas éticas.
Perplexity no solo proporciona respuestas a las preguntas de los usuarios, sino que también crea informes completos basados en fuentes primarias, a menudo plagiarizando activamente el trabajo original. Forbes descubrió que Perplexity eludió las barreras de pago para resumir investigaciones detrás de paywalls, incluso utilizando arte sin permiso, lo que constituye una infracción de derechos de autor.
Además, Perplexity ha ignorado explícitamente el código robots.txt, diseñado para regular los rastreos web éticos. Aunque la empresa ha afirmado utilizar rastreadores de terceros para estas prácticas cuestionables, no ha tomado medidas para rectificar esta violación de normas básicas de la web.
El CEO de Perplexity, Aravind Srinivas, ha defendido estas acciones con argumentos insuficientes, ignorando las implicaciones éticas y legales de sus decisiones. Estas prácticas no solo plantean preocupaciones sobre la ética en la IA, sino que también cuestionan la integridad de los motores de respuestas como Perplexity.
En un momento en que la confianza en internet es crucial, Perplexity está desafiando los cimientos éticos que sustentan la web moderna. ¿Se preocuparán sus usuarios e inversores por estas revelaciones?