El Departamento de Justicia de EE. UU. ha concluido un juicio de tres semanas contra Google, donde se argumentó si la compañía ha creado monopolios ilegales en el mercado de la publicidad digital. A lo largo del juicio, Google ha defendido su posición al cuestionar la definición del mercado en el que opera, sugiriendo que las acusaciones del DOJ no reflejan la complejidad del ecosistema publicitario en línea.
Durante las audiencias, el Departamento de Justicia presentó su caso centrándose en lo que considera un “trifecta de monopolios” en la publicidad digital: los servidores de anuncios de los editores, las redes publicitarias de los anunciantes y los intercambios que realizan subastas rápidas para colocar anuncios en los sitios web. Según el DOJ, Google domina el mercado con su servidor de anuncios DoubleClick For Publishers (DFP), que tiene aproximadamente el 90% de la cuota de mercado en EE. UU.
Sin embargo, Google argumenta que esta definición es demasiado simplista. La compañía sostiene que, en realidad, existe un único mercado de publicidad digital que conecta a compradores y vendedores, y que su tecnología es una herramienta que beneficia a ambos lados. En este sentido, el economista Mark Israel, testigo experto de Google, afirmó que la industria de la publicidad digital es simplemente un “negocio de coincidencias”, y que la integración de sus servicios no representa un problema monopolístico.
Además, Google intenta enmarcar su defensa dentro del precedente del caso Ohio v. American Express, que abordó un mercado de dos lados en la industria de tarjetas de crédito. Según esta lógica, Google podría argumentar que, si se considera que existe solo un mercado de dos lados en la publicidad digital, el DOJ tendría que demostrar que las acciones de Google perjudicaron tanto a editores como a anunciantes, lo que complicaría el caso del gobierno.
A pesar de los argumentos de Google, el DOJ sostiene que la publicidad en la web abierta es un segmento distinto con pocos sustitutos. La dependencia de los editores en DFP para acceder a la vasta red de anunciantes de Google es vista como una clara evidencia de monopolio. En respuesta, Google ha señalado que muchos anunciantes están dispuestos a diversificar sus gastos publicitarios hacia otras plataformas, como redes sociales y servicios de streaming, si no obtienen un retorno de inversión satisfactorio.
El juicio del Departamento de Justicia contra Google pone de relieve las complejidades del mercado publicitario digital y las diferentes interpretaciones sobre la competencia en este ámbito. A medida que ambas partes presentan sus argumentos, el futuro del caso dependerá de cómo el tribunal interprete las definiciones de mercado y la estructura de la industria publicitaria. La juez Leonie Brinkema, a cargo del caso, ha mostrado cautela en sus interrogantes, lo que sugiere que está sopesando cuidadosamente el impacto de este juicio en la regulación de la tecnología y la publicidad en línea. La fecha de los argumentos finales está programada para el 25 de noviembre, donde se espera que se ofrezcan más aclaraciones sobre la dirección del caso.