El 5 de mayo de 2025 marcará un hito silencioso pero profundo en la historia de la comunicación digital: el cierre definitivo de Skype, el icónico servicio de videollamadas y llamadas internacionales que, desde 2003, cambió la forma en que las personas se conectaban a través del mundo. Con la excepción de la versión empresarial, que continuará vigente, el resto del servicio desaparecerá, dejando atrás millones de recuerdos, conexiones y momentos compartidos a través de una pantalla. Esta nota de prensa rinde homenaje a la huella emocional y social que Skype deja en quienes lo utilizaron como puente entre corazones y continentes.
Un puente entre dos mundos: la historia de Weng y Owen Williams
En 2012, Weng dejó su hogar en Macao, China, para embarcarse en una pasantía de seis meses en un sitio del National Trust en Carmarthenshire, Gales. Fue allí donde conoció a Owen, un joven británico que también trabajaba en el mismo lugar. Aunque inicialmente solo compartieron una amistad, el regreso de Weng a China no significó el fin de la relación, sino el comienzo de una historia de amor que floreció gracias a las videollamadas diarias por Skype.
“Skype fue una parte muy importante de nuestra relación”, recuerda Weng. “Nos mantenía unidos”. Durante meses, los dos compartieron sus vidas a través de la pantalla, incluyendo el cumpleaños de Owen en 2014, cuando Weng le envió un pastel y él lo cortó en vivo durante una videollamada.
La constancia de esos encuentros virtuales cimentó su relación a distancia, hasta que en 2015, Weng regresó a Gales para establecerse junto a Owen. Hoy están felizmente casados, y aunque muchas plataformas de comunicación han surgido desde entonces, ninguna significó tanto para ellos como Skype.
Superando el duelo a través de la pantalla: la experiencia de Erica
En el otro extremo del espectro emocional, la historia de Erica, desde Nueva Zelanda, ilustra cómo Skype se convirtió en una herramienta inesperada de sanación emocional. Durante los viajes de trabajo de su esposo, la pareja mantenía contacto constante por Skype. Pero tras la muerte de él en 2017, el servicio adquirió un nuevo significado.
Mientras borraba los archivos del computador de su esposo, Erica redescubrió mensajes antiguos que documentaban una etapa emocionalmente intensa en su relación. Fue entonces cuando decidió enviar un mensaje póstumo a la cuenta de Skype de su esposo, y respondió desde su propia cuenta, generando un diálogo íntimo, aunque simbólico.
“Respondimos con todas las disculpas y el arrepentimiento que necesitábamos escuchar el uno del otro”, confiesa. Este proceso se extendió por semanas y le permitió cerrar un capítulo vital en su vida. “Me ayudó a seguir adelante. Lo creí.”
Una conexión diaria entre madre e hija: Susan y Vera Bertotti
Susan Bertotti vive en Chile desde 2003. Su madre Vera, de 99 años, reside en Milton Keynes, Reino Unido. Durante más de 15 años, se han comunicado diariamente por Skype, sin importar la distancia ni los husos horarios. Gracias a esta rutina, han compartido navidades, celebraciones, amaneceres y atardeceres desde sus respectivos jardines.
“Skype nos ha dado la conexión más maravillosa todos estos años”, dice Susan. Incluso cuando asumió el rol de cuidadora a distancia, utilizó Skype para gestionar asuntos médicos y administrativos de su madre. A pesar del auge de WhatsApp, ambas seguían organizando sus llamadas a través de Skype. Para Susan, el cierre de la plataforma representa una pérdida emocional significativa.
“Tendré que volver a las llamadas internacionales tradicionales, y eso será horrible”, lamenta.
Herramienta clave para negocios globales: la perspectiva de Stan Calderwood
Para Stan Calderwood, empresario con intereses en Canadá, Skype no solo fue una herramienta de comunicación, sino un pilar logístico. El mismo día en que se anunció el cierre, utilizó Skype ocho veces para comunicarse con agentes inmobiliarios, contadores y abogados.
“No todos usan WhatsApp o Zoom. A veces necesitas llamar a móviles o líneas fijas, especialmente cuando se trata de negocios”, comenta. Skype le ofrecía tarifas accesibles y una plataforma confiable, algo que ahora deberá reemplazar con opciones menos familiares.
Stan, como muchos otros usuarios, enfrenta el desafío de migrar su operativa a nuevas plataformas sin perder la eficiencia y el ahorro que Skype le ofrecía.
Skype: 20 años de historia, millones de vidas conectadas
Desde su lanzamiento en 2003, Skype representó un fenómeno tecnológico sin precedentes. Con la posibilidad de hacer llamadas gratuitas de computadora a computadora, y luego con tarifas reducidas a teléfonos fijos y móviles, revolucionó la forma de interactuar a distancia. Antes de que Zoom, WhatsApp o Microsoft Teams se popularizaran, Skype ya ofrecía una ventana al mundo, una alternativa real para quienes vivían en el extranjero, tenían relaciones a distancia, o simplemente querían mantenerse en contacto con seres queridos.
En su apogeo, Skype fue uno de los sitios más visitados del mundo. Durante años fue la herramienta predilecta en hogares, oficinas y hasta en gobiernos. El Ministerio de Defensa del Reino Unido, por ejemplo, aún mantiene un reducido grupo de usuarios bajo su versión empresarial.
La decisión de Microsoft y el futuro para los usuarios
Microsoft, actual propietario de Skype, ha decidido concentrar sus esfuerzos en Teams, una plataforma que combina funciones de mensajería, videollamadas y colaboración corporativa. A pesar de que Teams ofrece características similares, para millones de usuarios, el cambio representa mucho más que una simple actualización tecnológica.
Aquellos que aún poseen suscripciones activas o créditos para llamadas podrán utilizar el Skype Dial Pad dentro de Teams hasta que sus fondos se agoten. Luego, no podrán seguir utilizando esos beneficios. Microsoft también ha invitado a los usuarios a exportar sus datos, incluyendo contactos, historiales de llamadas y chats, antes del cierre definitivo.
El legado emocional de Skype
Más allá de sus funcionalidades técnicas, Skype deja un legado profundamente emocional. Fue testigo silencioso de reencuentros, despedidas, celebraciones y lágrimas. Desde parejas que se enamoraron a distancia, hasta madres que vieron crecer a sus hijos desde otro continente, Skype fue una línea directa con el corazón.
Weng y Owen no serían hoy una pareja felizmente casada sin él. Erica no habría encontrado una forma de sanar su dolor. Susan y Vera no habrían compartido tantos amaneceres. Y miles de historias similares quedan grabadas no solo en los servidores que pronto serán desactivados, sino en la memoria colectiva de quienes encontraron en una videollamada mucho más que una imagen pixelada: encontraron compañía.
¿Qué opciones quedan ahora?
Para quienes necesitan una alternativa a Skype, las opciones son múltiples, aunque ninguna idéntica. Microsoft promueve Teams como el sucesor natural, mientras que otros servicios como Zoom, Google Meet, WhatsApp y Signal ofrecen soluciones parciales. No obstante, muchos usuarios, especialmente los mayores, enfrentan la dificultad de adaptarse a nuevas plataformas.
El desafío es especialmente significativo para personas como Vera, de 99 años, quien ha utilizado Skype durante casi dos décadas. Para ella, como para muchos, el cambio no solo es técnico, sino emocional y cultural.
La despedida de un viejo amigo digital
Con su cierre definitivo, Skype se convierte en parte de la historia de la tecnología, junto a otros nombres como MSN Messenger o BlackBerry. Pero a diferencia de muchos productos que desaparecen sin dejar rastro emocional, Skype se despide dejando huellas profundas.
Las llamadas interminables en la madrugada, las sorpresas compartidas, los abrazos virtuales, las celebraciones improvisadas, las noticias tristes y las reconexiones inesperadas… todo eso formó parte de la experiencia de usar Skype. Más allá de las cifras y los balances empresariales, su verdadero impacto fue humano.
Cierre: El legado imborrable de una plataforma que cambió vidas
Skype no será recordado por su interfaz ni por sus actualizaciones. Será recordado por lo que permitió: mirar a los ojos a alguien al otro lado del mundo, sin importar la distancia. Fue un hilo invisible pero fuerte entre corazones separados por océanos. Hoy, ese hilo se corta, pero las memorias permanecen.
Y aunque el mundo digital continúa evolucionando, para millones de personas Skype no fue solo una aplicación. Fue un refugio, una herramienta de amor, un canal de despedida y un compañero fiel. Su desaparición deja un vacío que ninguna nueva plataforma podrá llenar exactamente igual.