La Luna Es Más Vieja De Lo Que Se Creía, Según Un Estudio Reciente
Subtítulo: Un estudio de astrónomos confirma que el satélite de la Tierra nació poco después de la formación del sistema solar, desafiando teorías anteriores sobre su edad.
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La Luna es un objeto celestial que siempre ha sido objeto de fascinación y misterio. Su origen y edad han sido temas ampliamente debatidos entre los científicos durante décadas. Ahora, un nuevo estudio realizado por astrónomos internacionales arroja luz sobre este enigma, sugiriendo que la Luna es mucho más antigua de lo que se pensaba originalmente. Utilizando mecánica celeste avanzada, los investigadores han concluido que el satélite terrestre se formó poco después de la creación del sistema solar, lo que desafía teorías anteriores y ofrece una explicación más coherente sobre su formación.
La teoría predominante sobre el nacimiento de la Luna sostiene que la colisión entre la Tierra y otro protoplaneta, cuando la Tierra aún era una esfera incandescente, lanzó al espacio material que finalmente se agrupó para formar el satélite. Este evento cataclísmico ocurrió hace aproximadamente 4.5 mil millones de años. Sin embargo, la edad exacta de la Luna ha sido un punto de discusión continua. Tradicionalmente, se ha calculado a partir de la datación de rocas lunares que se cristalizaron cuando la corteza lunar se formó al enfriarse el océano de magma original. Estas rocas, recolectadas durante las misiones Apollo y otras misiones lunares, han sido datadas en aproximadamente 4.350 millones de años.
La nueva investigación, publicada en Nature, es fruto de la colaboración entre varios científicos destacados, incluyendo a Alessandro Morbidelli del Colegio de Francia y coautor del estudio. Según Morbidelli, “La Luna parecería haberse formado mucho más tarde, alrededor de 200 millones de años después del inicio del sistema solar, hace unos 4.560 millones de años”. Esta idea es problemática porque no se alinea con los modelos de formación planetaria generalmente aceptados y contradice la presencia de cristales de circón, los cuales son extremadamente resistentes y datados en más de 4.500 millones de años.
Una Idea Radical: Una Segunda Fusión Lunar
Para resolver este dilema, el equipo de investigación propuso una “idea muy simple”. Morbidelli explica que “la Luna experimentó una segunda fusión provocada por la Tierra”. Este escenario sugiere que la Luna se formó aproximadamente 55 millones de años después del inicio del sistema solar, no 200 millones como se pensaba anteriormente. Poco después de su formación, adquirió su primera corteza en un lapso de unos pocos millones de años.
Este modelo sugiere que, después de su formación inicial, la Luna experimentó un período dinámico y algo caótico en su evolución. A medida que se distanciaba de la Tierra, su órbita se alineó con la órbita de la Tierra alrededor del Sol, pasando de una órbita alineada con el ecuador terrestre. Este cambio orbital generó fuerzas de marea que afectaron significativamente su estructura interna.
La influencia gravitatoria terrestre provocó que el manto lunar se derritiera parcialmente aproximadamente 200 millones de años después de la formación del sistema solar. Este derretimiento parcial tuvo consecuencias significativas para la corteza lunar, haciéndola menos rígida y facilitando la actividad volcánica. Las erupciones volcánicas remodelaron la superficie lunar, mientras que algunas áreas se hundieron debido al derretimiento.
Fuerzas de Marea y su Impacto Lunar
El derretimiento del manto lunar debido a las fuerzas de marea terrestres no es un fenómeno aislado. De hecho, sigue ocurriendo en otras lunas, como Ío, una de las lunas de Júpiter, que experimenta erupciones volcánicas constantes. En el caso de la Luna, estas fuerzas de marea fueron lo suficientemente intensas como para causar una “refusión parcial” de la corteza lunar. Este proceso “reinició los relojes radiactivos” de las rocas lunares, explicando por qué las rocas basálticas en la corteza parecen tener la misma edad cuando se datan utilizando métodos basados en la desintegración atómica de ciertos elementos.
Este fenómeno de refusión también podría ofrecer una explicación para ciertas características físicas de la Luna. Por ejemplo, la falta de cuencas de impacto de meteoritos en comparación con lo previsto según los modelos actuales podría explicarse porque estas cuencas fueron rellenadas por ascensos de magma durante la segunda fusión.
En definitiva, el modelo propuesto por los investigadores parece una solución ingeniosa, comparable al famoso “huevo de Colón”. Sin embargo, Morbidelli enfatiza que llegar a esta conclusión requirió una combinación de “modelización dinámica y térmica”.