En un hecho que marca un cambio significativo en la industria automotriz, los automóviles fabricados en China superaron en ventas a los fabricados en el Reino Unido en el mercado estadounidense durante el año 2024. A pesar de que no existen marcas chinas vendiendo directamente en EE.UU., los vehículos ensamblados en China de marcas como Buick, Lincoln, Volvo y Polestar lograron vender más unidades que las marcas británicas Jaguar, Land Rover, Mini, Rolls-Royce, Lotus, Bentley y McLaren combinadas.
El crecimiento de los autos chinos en EE.UU.
Según los datos de J.D. Power, se importaron más de 80,000 vehículos de China a EE.UU. en 2024, superando por un estrecho margen las poco más de 79,000 unidades de autos británicos vendidos en el mismo período. Este logro resulta impactante, considerando que los autos fabricados en China han estado sujetos a fuertes aranceles en los últimos años. Hasta 2023, estos vehículos enfrentaban un arancel del 25%, cifra que se elevó al 100% en el verano de 2024. A pesar de estas barreras, los consumidores estadounidenses continuaron adquiriendo autos fabricados en China.
El modelo Buick Envision lideró las ventas de autos fabricados en China con 47,340 unidades vendidas en 2024. Lincoln también tuvo un gran desempeño con su SUV Nautilus, alcanzando 36,544 unidades vendidas. Por su parte, Polestar contribuyó con 12,903 unidades del Polestar 2 y Volvo, aunque con menor volumen, logró colocar 1,364 unidades del S90 y 240 unidades del nuevo EX30 EV.
El declive de la industria automotriz británica
Mientras tanto, la industria automotriz británica enfrenta serios desafíos. Las 79,000 unidades vendidas por todas las marcas británicas en conjunto reflejan la disminución de la competitividad del sector. Land Rover representó la mayor parte de estas ventas, aunque no fue suficiente para igualar el crecimiento de los autos ensamblados en China. Jaguar, por su parte, ha decidido enfocarse en el mercado de lujo, reduciendo la producción de vehículos de mayor volumen y apostando por modelos premium de alta rentabilidad.
Mini también intentó trasladar su producción a China, pero las restricciones arancelarias impuestas por EE.UU. impidieron que esta estrategia se concretara. Con la mayoría de las marcas británicas enfocadas en el segmento de lujo, la industria británica se encuentra en desventaja frente a la capacidad de producción y costos más bajos de sus competidores chinos, europeos y estadounidenses.
Perspectivas para 2025 y más allá
A medida que avanzamos hacia 2025, existe incertidumbre sobre si las ventas de autos fabricados en China en EE.UU. podrán mantenerse. Con el arancel del 100% vigente, los fabricantes podrían buscar alternativas de producción en otros países para evitar el alto costo de importación. Polestar ya ha anunciado que continuará importando el Polestar 2 en cierta medida, pero los fabricantes podrían reubicar la producción de modelos de gran volumen a otras regiones.
El analista de J.D. Power, Tyson Jominy, señaló que, si bien esta tendencia podría revertirse en el corto plazo, la dirección a largo plazo es clara: China continuará expandiendo su influencia en la industria automotriz global, superando a muchos fabricantes tradicionales y socios comerciales de EE.UU.
Con la capacidad industrial de China en constante crecimiento, y la posibilidad de que algunos fabricantes reevalúen sus estrategias ante los altos aranceles, el panorama automotriz global podría transformarse en los próximos años. Mientras tanto, la industria británica enfrenta el reto de reinventarse para no quedar rezagada en este competitivo mercado.