Recientemente, me encontré sin espacio en la pantalla de mi MacBook Air de trabajo, así que volví a mi vieja computadora de escritorio con Windows y conecté otro monitor. La productividad se disparó, pero esto significó pasar más tiempo en Windows 11, y la experiencia dejó mucho que desear.
Aunque Windows tiene sus ventajas sobre macOS y Linux, como la amplia disponibilidad de juegos y la compatibilidad con una variedad de hardware, su interfaz y funcionalidades dejan mucho que desear. Desde anuncios emergentes hasta una barra de inicio abarrotada, Windows 11 parece empeñado en distraer y persuadir a los usuarios para que adopten productos de Microsoft.
Crecí utilizando versiones anteriores de Windows, pero en los últimos años había optado por macOS para el trabajo y minimizaba mi tiempo frente a la computadora en mi tiempo libre. Sin embargo, al regresar a Windows 11, me encontré con una experiencia decepcionante.
La barra de inicio, que solía ser útil, ahora está llena de aplicaciones que no instalé ni fijé. Además, la función de búsqueda muestra resultados web irrelevantes en lugar de archivos locales, lo que dificulta encontrar lo que necesito. Incluso los documentos de soporte de Microsoft te redirigen a su navegador, Edge, en lugar de proporcionar ayuda integrada.
Esta falta de usabilidad se ve agravada por la insistencia de Microsoft en promocionar sus productos, como Edge y Bing, a expensas de la experiencia del usuario. Aunque puedo desactivar muchas de estas molestias, la mayoría de los usuarios no lo harán, lo que significa que Microsoft sigue obteniendo beneficios a costa de la comodidad de sus usuarios.
En resumen, Windows 11 puede ser una experiencia frustrante debido a sus características intrusivas y su falta de optimización para la productividad del usuario.