Uber y Lyft han tomado la decisión de retirar sus servicios de Minneapolis tras la aprobación de una polémica ordenanza municipal que aumentará los ingresos de los conductores. Esta medida impactará significativamente en el transporte compartido en la ciudad a partir del 1 de mayo.
La ordenanza estipula un pago mínimo para los conductores de $1.40 por milla y 51 centavos por minuto mientras tienen pasajeros a bordo. Aunque esta normativa fue inicialmente vetada por el alcalde Jacob Frey, el Concejo Municipal revocó el veto con una votación de 10-3.
Los representantes de Lyft, como CJ Macklin, han calificado esta ordenanza como “profundamente defectuosa”, argumentando que las tarifas fueron establecidas antes de la publicación de un estudio estatal que detalla los ingresos necesarios para alcanzar el salario mínimo de la ciudad. Este estudio, basado en más de 18 millones de viajes realizados en 2022, sugiere tarifas más bajas de $1.21 por milla y 49 centavos por minuto, lo que genera preocupaciones sobre la sostenibilidad del servicio para los pasajeros.
La decisión del Concejo Municipal ha sido respaldada por figuras como Jamal Osman, quien enfatiza la importancia de garantizar salarios dignos para los conductores y rechazar la explotación laboral. Esta medida también ha reavivado el debate sobre el acceso al transporte en la ciudad, especialmente para personas con discapacidades, dada la escasez de conductores de taxi con licencia.
A nivel nacional, otras ciudades como Nueva York y Seattle ya han implementado medidas para establecer un salario mínimo para los conductores de transporte compartido y entrega de alimentos. Estos desarrollos indican una creciente preocupación por la equidad laboral en la industria de los viajes compartidos.
Con este movimiento de Uber y Lyft, queda en el aire el futuro del transporte en Minneapolis y la necesidad de encontrar soluciones que equilibren tanto los intereses de los conductores como la accesibilidad para los usuarios.