Después de perder su lucha en el Congreso, TikTok enfrenta una dura batalla en los tribunales estadounidenses y con los controles de exportación de China. La aplicación ha prometido desafiar legalmente la ley firmada por el presidente Joe Biden, que requiere que ByteDance venda TikTok en un plazo de un año o enfrente una prohibición efectiva en Estados Unidos.
Expertos anticipan que los argumentos legales de TikTok se centrarán en presuntas violaciones de la Primera Enmienda, tanto para la empresa como para sus 170 millones de usuarios estadounidenses. Sin embargo, los jueces podrían ser reacios a interferir en asuntos de seguridad nacional, dados los precedentes de deferencia hacia el legislativo en tales casos.
ByteDance, ante la posibilidad de tener que vender TikTok, se enfrenta a restricciones adicionales debido a los controles de exportación de China sobre su algoritmo, elemento clave de la aplicación. La compañía necesitaría el permiso del gobierno chino para vender este software, lo que complica aún más su situación.
Aunque TikTok no ha revelado su estrategia legal, se espera que sus argumentos se centren en la Primera Enmienda. Sin embargo, la falta de evidencia clara sobre los riesgos para la seguridad nacional asociados con TikTok ha dejado al público en la oscuridad, lo que podría debilitar los argumentos de la empresa.
El caso se enfrenta al Tribunal de Circuito del DC, donde el gobierno tiene una ventaja significativa, dada la jurisdicción exclusiva del tribunal sobre asuntos administrativos federales. Aunque TikTok puede argumentar violaciones de la Primera Enmienda, los tribunales suelen mostrar deferencia hacia el legislativo en temas de seguridad nacional.
El desafío legal de TikTok también se ve complicado por la necesidad de la aprobación del gobierno chino para cualquier venta. Expertos sugieren que China probablemente impondrá limitaciones a cualquier venta, dada su influencia sobre ByteDance y sus preocupaciones de seguridad nacional.
En última instancia, el destino de TikTok está en juego tanto en los tribunales estadounidenses como en las decisiones del gobierno chino. El resultado podría tener implicaciones significativas para las relaciones entre Estados Unidos y China, así como para el futuro del paisaje tecnológico global.